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© Luis Felipe Hernández, México,
salvo especificación en contrario.

agosto 27, 2004

Noveno intento. A veces se encuentra lo que se busca.

I:
He despertado con la sensación
de hacerlo en sitios distintos
la enciclopedia bilocación
llama a este don divino
Tengo otro cuerpo en algún lugar
y sé que ese cuerpo se ha de preguntar
en dónde estoy
Empaco mis cosas con mucho afán
mi alma curiosa me va a buscar
A por mí voy

¿Qué resultará del encontrón?
¿Qué tema saldrá en nuestra conversación?
Es una emoción muy superior
tener ocasión de hablar con mi otro yo

II:
Miro los rostros
con gran atención
para sorprender al mío
¿Cuál es mi otro?
Al ver su impresión
a ver si no es que me río

¿Qué resultará del encontrón?
¿Qué tema saldrá en nuestra conversación?
¿Cómo me diré "Tú eres yo"?
Mejor será dejar que yo haga la acción

III:
Me bajé en una gran estación
lejos de mi casa y de mi ciudad
el porqué no sé, no hubo razón
quizá fue una simple frivolidad

IV:
Y en un café me vi sentado ahí
leyendo un diario, bebiendo un té
sin mucho esfuerzo me reconocí:
tenía la ropa que usé ayer

¡Qué cosa cuando levanté la vista de aquel diario!
¡Mirarse la cara sin espejo es extraordinario!
¡Tiré yo la taza,
tiré la maleta,
corrí a la mesa,
salí a la plaza,
me dí un abrazo,
sentí mi abrazo,
y juro que nunca me había visto llorar!

V:
Tres horas de gran conversación
como entre hermanos que no lo son
anticipando siempre mi reacción
ante tal o cual disertación

VI:
¿Qué iba a escuchar que no supiera ya?
Era yo mismo, qué duda hay
Me dije que viniera a mi hogar
y me repuse
"El mío aquí está"
"Entonces echemos suertes
y el que pierda, a casa del otro mudará"
propuse;
Me vi hacerme el fuerte, yo iba a ganar
la moneda al aire
puse a girar...

¡Qué cosa tan rara, los dos gritamos "Quiero cara"
y aquella moneda tenía, en efecto, dos caras!
De modo que a nada llegamos
y así comenzamos
(como dos hermanos)
a hacernos de manos,
gritamos
luchamos
la gente nos vio forcejear
¡Pelear!

VII:
No creo que pronto habré de olvidar
como es mi mirada de odio
era tan obvio
quién mejor que yo
sabía muy bien dónde pegarme
Me noqueé
y seguí sangrando, sí
en el tren
cuando a casa me volví

¡Que se pudra mi otro!

VIII:
La bilocación no es un don
que equivocación, no sé quién la inventó
la bilocación, qué maldición
no quiero volver jamás a esta sensación.







Luisfey, 2:01 p.m.

agosto 25, 2004

Octavo intento. ¿Necesita introducción?

1.
Ilusióname,
hazme creer en la magia
porque me da rabia
¡tanta!
saber que no hay Santa
ni tres reyes magos,
ni huestes celestes
ni Pérez, el ratón

2.
Ilusióname,
quiero creer bien profundo
que no todo en este mundo
es sólo "hay lo que ves"
Ilusióname,
que puedo volverme incrédulo
y de ahí hacerme agnóstico
en menos de lo que crees

3.
No quiero ser un ateo
mas según lo veo
no habrá otro fin
¿Qué diferencia a un Maestro
de un Santa,
si a estos
nadie los vio aquí?
Y es que
si todo tiene explicación
si hay siempre un truco
o una razón
esta vida tan dura
sin más ilusiones
se vuelve una pura
y futil estación;
esta vida tan dura
sin más ilusiones
se vuelve una pura
y futil estación

4.
Y si a pesar de tanto chasco
estoy dispuesto a otro fiasco,
¡Ilusióname, por favor!

5.
Ilusióname,
hazme creer en la magia
porque me da rabia
¡tanta!
saber que no hay Santa
ni tres reyes magos
ni huestes celestes
ni Pérez, el ratón

6.
Ilusióname,
quiero creer bien profundo
que no todo en este mundo
es sólo "hay lo que ves"
Ilusióname,
que puedo volverme incrédulo
y de ahí hacerme agnóstico
en menos de lo que crees

7.
No quiero ser un ateo
mas según lo veo
no habrá otro fin
¿Qué diferencia a un Maestro
de un Santa,
si a estos
nadie los vio aquí?
Y es que
si todo tiene explicación
si hay siempre un truco
o una razón
esta vida tan dura
sin más ilusiones
se vuelve una pura
y futil estación;
esta vida tan dura
sin más ilusiones
se vuelve una pura
y futil estación.




Luisfey, 7:07 a.m.

agosto 23, 2004

Séptimo intento. AVISO: Si aún crees en los Reyes Magos, deja de leer ya mismo.

1.
Muchos amigos me han oido echar diatriba acerca de la realidad sobre el seis de enero. "¿Cuándo eres más creyente -les pregunto-, cuándo tienes más fe, que cuando eres niño?" y es justamente a muy tierna edad que te develan que la ilusión, que la creencia, que la magia en la que con tanta fuerza creías, no existe, y, al parecer, no ha existido jamás y no tiene trazas de existir en el futuro.

2.
Bueno, uno logra sobreponerse. De un modo u otro, se soprepone.

2.bis.
O eso parece. Porque luego llega la edad de escuchar a Silvio Rodríguez cantar eso de
"...quería una princesa convertida en un dragón,
quería el hacha de un brujo para echar en mi zurrón,
quería un vellocino de oro para el reino,
quería que Virgilio me llevara al infierno..
."
y que termina dejando amargo sabor de boca porque nos enteramos de que no hay tal. Nunca ha habido tal. Y jamás lo habrá, según se aspecta el porvenir.

3.
Por estos días, he visto por televisión unos viejos programas cuyo título es algo así como "Grandes secretos de magia por fin revelados" y que en su momento causaron gran revuelo entre el gremio de magos e ilusionistas (ojo a la palabra) porque tratan, precisamente, de eso: de mostrar los trucos que se esconden en actos tan soprendentes como el esfumar a un elefante, o el cortar en varios pedazos a una mujer para volverla a unir con éxito después, o el desaparecer a una bellísima asistente (aunque no me explico para qué).
Presentado el acto, enseguida se nos muestra, sin complicadas explicaciones, en qué consiste el truco: arneses de acero, espejos que disimulan fondos falsos o trampillas en el suelo, flexibilidad asombrosa de la bellísima asistente (digna de mejor uso), etcétera.

4.
De este modo, el balance es desolador. No sólo no hay Santos Reyes (y, por las mismas causas y con la misma explicación, tampoco hay Santa Claus, no hay ratón o hada de los dientes,no existe conejo de Pascua, etcétera) sino que la magia que nos deja-ba de boca abierta (a cualquier edad), que nos hace-hacía reir como pequeñuelos, no es otra cosa sino un ardid tecnológico, de muy sencillo a extremadamente complejo según el truco, y que ahora, merced a la televisión, su verdad está al alcance de cualquiera.
Entonces ¿no hay la mínima opción de algo en esta vida, que en verdad sea mágico, misterioso, inexplicable y por ello fascinante?

5.
Chale: con estas decepciones, ¿a quién le dan ganas de hacer versitos chuscos?

Luisfey, 7:16 a.m.

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