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© Luis Felipe Hernández, México,
salvo especificación en contrario.

febrero 17, 2005

Al terminar la cena pedí a mis invitados que, por favor, salieran de casa con el pie derecho, porque ya se sabe la mala suerte que trae al anfitrión si lo hacen con el otro. Pero el capitán Jones se opuso, diciendo que en su extremidad izquierda hay una pata de palo y que por ello no surtiría efecto salir primero con esa. Cuando lo hizo, yo toqué madera: sí, en su misma pata de palo.

Luisfey, 10:49 a.m.

febrero 16, 2005

Fuimos a elegir un reloj de pared, con péndulo y todo. A Ella le ha encantado uno que da trece campanadas cuando es la una de la tarde. Desde luego, eso a mí me pone los pelos de punta pero lo adquirimos igual.
Cuando está instalado en casa (nos acompaña su madre, que almorzará con nosotros) y llega la hora fatídica, mientras suenan las trece campanadas, Ella tira la sal sobre el mantel, al tiempo que salta un gato negro por la ventana y cruza toda la mesa; de la impresión, la madre de Ella da un brinco con todo y silla y rompe el espejo del comedor.

¿Yo? Rezo, por supuesto.

Luisfey, 7:56 a.m.

febrero 14, 2005

A J. Levy

Con frecuencia me preguntan si, al escribir, soy partidario de casarme con una idea. No, respondo; prefiero mantenerla en unión libre.

Luisfey, 7:42 a.m.

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