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© Luis Felipe Hernández, México,
salvo especificación en contrario.
diciembre 08, 2004
TARJETA NAVIDEÑA 2
de Fabián, con todo cariño,
para Héctor
Hoy hemos donado ropa usada y otras cosas a un albergue de gente necesitada para esta Navidad. Cada uno llevaba su maleta: en la tuya, pantalones que ya no te pones, camisas que ya no te quedan y que disfrutaste hasta no poder más. La mía llevaba sólo calzado: botines, botas vaqueras, borceguíes. Miles, quizá decenas de miles de pasos dados por doquier y muchos en compañía tuya.
Cuando ropa y botas se mezclen y entreguen a sus beneficiarios, ¿crees que alguno reúna tu largo de piernas, tu ancho de espaldas y mi tamaño de pie? ¿Habrá un hombre que vista y calce, al mismo tiempo, las prendas que fueron nuestras?
Creerlo posible me da una extraña emoción: tus vibraciones y las mías, unidas sobre un cuerpo que ya no será el tuyo ni el mío.
diciembre 07, 2004
TARJETAS NAVIDEÑAS
La época decembrina provoca sentimientos de todo tipo.
Esta serie pretende dar algunos ejemplos.
TARJETA NAVIDEÑA 1
de Braulio Martínez (vendedor de autos)
para Maria Eugenia García (demostradora de perfumería en un almacén)
Uno de estos días previos a Navidad, me gustaría llamar a tu tienda y decirte que pasaré por tí para comer, porque, aunque estés hasta el tope de trabajo, a comer sí tendrás que salir, ¿no?
Entonces te diría que te espero en una de las puertas del centro comercial, digamos la número nueve. En realidad, ahí te estaría aguardando un hombre imponente, walkie talkie en mano, quien te diría "Usted debe ser María Eugenia, ¿quiere por favor acompañarme?".
Caminarías a su lado, atravesando el amplísimo estacionamiento, hasta llegar a una casa remolque, visión inusitada pero muy plausible en esta ciudad durante diciembre. Aquel personaje te abriría la puerta: en el interior,completamente decorado con adornos navideños,te esperaría una mesa muy elegante, sobre la cual habría pavo horneado y jalea de arándanos; al lado una cubeta plateada con chamapgne bastante frío, un camarero que estaría ya sirviendo las primeras copas y, sentado, muy sonriente, deseándote felices fiestas, yo.
De todo lo anterior, sólo me creo capaz de conseguir a quien haga de mesero. En el lote de autos nunca he visto una casa remolque, y sabes bien que cocinar no sé.
De modo que, ¿querrías salir a comer conmigo una hamburguesa doble con queso, alguno de estos días previos a Navidad?
