diciembre 07, 2005
Sè que Ella sacò cuatro boletos para la òpera, porque mi amigo Sid, que se acuesta con la amiga ìntima de Ella, asì me lo dijo. Ahora bien, ¿a qué está esperando para darme la noticia ("¡Sorpresa! Tengo un boleto para tí-í")? ¿no ve acaso que su silencio o su demora causan incertidumbre e inquietud? Alguien podrìa pensar que no serè yo el beneficiario de dicho boleto. Y desde luego, si no soy yo... ¿o no soy yo? Incluso alguien llegarìa a aventurar que seré yo el beneficiario de dicho boleto, si y sólo si, le llamo y la busco y la procuro y la... Aunque Ella me gusta, creo que es demasiado esfuerzo, aún para una ópera. Trataré de conseguir mi boleto por otros medios, para otra función, e incluso, para otra ópera. Merd.
diciembre 05, 2005
Llamo al móvil de Ella. Le digo: "¿Puedes ver en la pantalla el número del que te estoy llamando?" Ella díce sí y agrega, para mayor contundencia: "Lo tengo grabado en el aparato". Pienso que debe ser una nueva tecnología que graba de inmediato todo número que entra al móvil. Ignoro tantas cosas de la electrodomestiquería, que no es difícil. "Entonces", le pido, "llámame a este número, a las ocho y media, para vernos por fin". "Así lo haré".
Creo que las citas con Ella están saladas de alguna manera, porque darán las nueve y nunca llamará.
Cuando llego a mi casa, tengo un mensaje en mi contestador automático: "Me dijiste que te llamara a las ocho y media... no comprendo..." Se escucha entre molesta y ofendida. Ugh. Tengo que hablarle y decirle que no entendió nada, que nunca fue verdad que hubiera visto en su teléfono móvil el número desde el cual le marqué, menos aún que hubiera quedado grabado, que yo no cometí error alguno... en resumen: tengo que hablarle y decirle que es tan tonta como bella y cachonda. Pero no me la he llevado a la cama y no quiero estropear la posibilidad de hacerlo.
Le marco a casa. Entra su grabadora. Cuelgo. Le marco al movil. Entra mensaje de voz. Cuelgo. Mientras, desde luego, me quedo con las ganas. Merd.
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