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noviembre 10, 2004A mi vecino sin duda le gusta correr riesgos. O está loco. O bien está loco y le gusta correr riesgos. El caso es que se ha enpecinado en hacer participar a su dálmata falso en un certamen canino. Cuando leo las bases (cosa inevitable, pues me puso el diario en las narices) descubro que el primer premio es tan tentador que incluso yo mismo pasaría gustoso por perro. Pero el caso también es que hay una insanía en creer que un dálmata, que no lo es sino un perro de lanas rapado y con manchas puestas a mano, pueda llegar siquiera a figurar entre los semifinalistas. Muy ciegos tendrían que estar los jueces. O vendidos. O yo ya no entiendo nada y el mundo ha dejado de girar sobre su órbita y como siempre soy el último en enterarme. ¿Cómo? ¿Que si acompañaré a mi vecino al concurso aquel? Pueden apostarlo.
noviembre 08, 2004Es común encontrar, pegados en los postes de luz, anuncios ofreciendo recompensas por perros extraviados. Así, no me extrañó ver uno con la fotografía de aquel perro de lanas. Me pregunto si mi vecino, feliz con su dalmata "hecho a mano" lo habrá visto ya. También me pregunto hasta dónde debo mantener silencio y dónde mi conciencia cívica me exige lo contrario. Es un dilema; pequeño si se quiere, pero molesto al fin.
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