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© Luis Felipe Hernández, México,
salvo especificación en contrario.

mayo 25, 2005

Banff Tips
Para sobrevivir a los osos, los alces, los venados y los que asean los cuartos.

3. Las huellas del oso
Frente a tu estudio, a la altura de tus ojos si estás de pie en la terraza, ves el tronco de un hermoso sólo-los-canadienses-saben-con-precisión-que-tipo-de-árbol-es, que tiene perfectamente nítidas, las marcas dejadas por garras de un oso, conforme fue trepando por él.
Incluso observas que habrá tenido un resbalón que le hizo agarrarse con mucha fuerza, pues dejó surcos parecidos a los que deja un neumático en la carretera al dar una frenada muy brusca. Profundos surcos.
El ascenso de la bestia puede narrarse con sólo observar el tronco. Qué bien.
Y lo mejor es que el oso no anda por aquí para desmentirlo a uno.
¿O sí?

Luisfey, 8:41 a.m.

mayo 24, 2005

Banff Tips
Para sobrevivir a los osos, los alces, los venados y los que asean los cuartos.

2. Towels Code

a) Como son muy ecológicos, y eso está muy bien, en el baño de tu cuarto pusieron un letrero que señala claramente lo qué hacer: si quieres toallas nuevas, deja las que usaste en la bañera; si puedes volver a usar las que tienes, déjalas en el toallero. Simple, ¿no es cierto?
Ahora, como viajas solo, has empleado únicamente un juego de toallas, el otro está intacto. Dejas pues, sobre la bañera, las toallas que ya usaste.
Te vas al estudio a escribir, suponiendo que un juego de toallas te será reemplazado.
Ajá.
A tu regreso por la noche, las toallas, mojadas, usadas en la mañana, se encuentran dobladas sobre la tapa del retrete. Mojadas y dobladas: la peor combinación para unas toallas.
Vuelves a leer las instrucciones. No cabe duda, dicen lo mismo que la primera vez.

b) Día siguiente, después del baño, decides probar otro método; ya que no te reemplazaron el juego de toallas que usaste, ahora dejas ambos juegos en la bañera.
Te vas al estudio a escribir, suponiendo que los juegos de toallas te serån reemplazados.
Ajá.
A tu regreso tienes no uno, sino dos juegos de toallas dobladas con esmero sobre la tapa del retrete. Todas están, si no mojadas, cuando menos húmedas. El cuarto mismo ya huele un poco a moho.
Las instrucciones están en inglés y francés. No puede ser que en ambos hayas fallado.

c) ¿Toallas nuevas? No , te dicen al siguiente día en el front desk: es feriado y no hay housekeeping.
Te bañas enfurruñado, y de puro coraje tiras todas esas toallas, que difícilmente te han servido para secarte dado que siguen húmedas, al piso de la bañera.
Estudio, escribir, regreso, ajá.
¡¡Bingo!! Has descubierto la towel code: en el toallero te recibe un par de juegos de toallas nuevecitas, albeantes,pachonas, esponjosas. Todo es cuestión de seguir las instrucciones.

Luisfey, 8:33 a.m.

mayo 23, 2005

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Para sobrevivir a los osos, los alces, los venados y los que asean los cuartos.


1. Consigue café

a) En tu cuarto hay una cafetera y un sobre en cuyo interior se encuentra una bolsa con la medida exacta de molido para que tomes dos o tres tazas al despertar. Pero en el estudio donde escribirás también requieres café, así que te llevas ahí el sobre de tu cuarto, preparas tu rico café y escribes.
Tras una jornada intensa, regresas a tu cuarto. Cama hecha, toallas cambiadas; oh, no: sobre de café no renovado.
Tienes sensación de no haber entendido algo.
Tras varias posibilidades, admites que, como la cafetera y la taza están limpias, el, o la, del aseo, consideró que no tomas café y no lo reemplazó.
Preparas tu plan para el día siguiente.

b) En el piso principal del edificio de cuartos hay, nada más salir del elevador, una mesa con vasos desechables y cafeteras para que te sirvas. Tu plan es subir con uno, verter un poco de su contenido en la taza y la cafetera, para que simulen restos de café y pruebes que sí lo consumes. Lo haces. Te vas a escribir al estudio.
Tras una jornada intensa, regresas a tu cuarto. Cama hecha, toallas cambiadas; oh, no: sobre de café no renovado.
Tienes sensación de deja-vú.
Tras divagar, admites que, como en el basurero de tu cuarto no hay restos del sobre ni de la bolsa empapada de café, el, o la, del aseo, consideró que no lo tomas y no te lo reemplazó.
Preparas tu plan para el día siguiente.

c) Sacarás del basurero del estudio el sobre y la bolsa empapada de café que usaste hace un par de días, los llevarás al basurero de tu cuarto, y eso tiene que bastar para que te pongan nuevo sobre de café.
En tu estudio han hecho el aseo ya. El basurero está vacío.
Tienes sensación de confabulación.
Preparas tu plan para el día siguiente.

d) Cuentas a un colega lo que te pasa. Te ofrece sus propios sobre y bolsa empapada, que sacas de su basurero de estudio. Eso es conciencia y solidaridad gremial, caramba.
Jornada intensa. Cuarto, cama, toallas. ¿Café? No, por supuesto, Pero mañana es tu gran día. Mañana, ante la prueba irrefutable que otorgan el sobre rasgado y la bolsa húmeda de café, claramente a la vista en el basurero del cuarto, a ese, o esa, del aseo, no le quedará otra que renovarte la dosis.

e) Esperas ansioso a regresar al cuarto y ver si ha funcionado el truco. Shame, shame, shame: te dejaron "péro", ese sustituto de café que toman los mormones. Seguro quien hace el aseo se dio cuenta de que en estos días has estado en riesgo de pecado y decidió convertirte.

Luisfey, 9:16 a.m.

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