3.
Y entonces un compañero de oficina me cuenta, durante el almuerzo, que ahora hay unos tonos de móvil inaudibles para quienes rebasamos los veinte años. Me resisto a creerlo, mas pensándolo mejor, mientras permanezco estancado en un océano de lluvia y automóviles, no me suena tan absurdo.
Carlos muy bien podría estar haciendo uso de esa frecuencia...Escalofriante.
Pero Carlos no tiene teléfono móvil.
Más escalofriante aún.