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© Luis Felipe Hernández, México,
salvo especificación en contrario.

octubre 06, 2004

Manejar una agencia de paracaidismo tiene sus bemoles. Uno pensaría que la clientela será siempre cool, deportista extrema, joven y no demasiado quisquillosa. Pero no: cual si fueran viejecitos jubilados que viajaran a todo lujo en un crucero, los clientes de la agencia revisan hasta el mínimo detalle,la experiencia y acreditación de los maestros guías, la vigencia de las licencias de los pilotos, el buen estado de los aviones y sobre todo, ya en el colmo de lo puntilloso, el de los paracaidas... Uffa. Para tal caso, hubiera dado igual poner una agencia de viajes por crucero.

Luisfey, 7:38 a.m.

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